Emmanuel Carballo

Palabras el 10 de diciembre de 2007 en el Foro La Gruta, del Centro Cultural Helénico, al develar la placa conmemorativa de dos temporadas de la obra de Maruxa Vilalta Con Vista a la Bahía, de mayo a diciembre 2007.

Esta obra que hemos tenido el privilegio de ver esta noche, tristemente por última vez porque muchas personas no la verán y no la vieron, nos dice algo que sabíamos pero no ponemos en práctica: que el teatro es universal, que el teatro puede pasar en Nueva York, puede pasar en Australia, en Argentina, en Canadá. Son los mismos problemas, son los mismos seres humanos.
Otra cosa es muy importante: el teatro doctrinario lo podían hacer los curas franciscanos en el siglo XVI en las colonias del continente americano, pero no lo pueden hacer autores del siglo XXI. Y Maruxa no cae en la tentación de decir lo que piensa. Hay la tesis y la antitesis, y la síntesis la sacan ustedes, el público. La autora nos trata como seres adultos responsables.

Hay muchos blancos de significación: metafísicos, políticos, morales, sexuales, de convivencia personal, y en todos ellos una serie de reflexiones. Pero al mismo tiempo la autora y directora deja una hendidura por donde puede entrar el punto de vista del espectador. La obra está hecha para seres de carne y hueso.

En este sentido, a los 47 años del estreno de su primera pieza de teatro, Maruxa Vilalta es una de las más jóvenes dramaturgas, y a la vez es casi decana del teatro mexicano.

Muchas gracias.