Dijeron los críticos que esto era teatro “metafísico” (!).

Es un monólogo.

Surgió una mañana, aunque suelo escribir de noche.

Fue escrito en un solo día, revisado al día siguiente, una sola vez.
Le fascinó a ese gran poeta que fue Efraín Huerta.

Decía yo, y lo sigo diciendo, que sólo los poetas han sabido detener el tiempo.