Después de Esta noche juntos y antes del estreno de la siguiente obra, Joaquín Mortiz publicó mi libro de relatos El otro día, la muerte, que más tarde retomaría la prestigiada investigadora Aurora M. Ocampo para reproducir el cuento “Morir temprano, mientras comulga el general” en su antología Cuentistas mexicanas del siglo XX, publicada por la UNAM.

La primera historia de El otro día, la muerte tenía por título Diálogos del narrador, la muerte y su invitado, que después se convirtió en La muerte y su invitado en traducciones y adaptaciones, sobre todo una excelente adaptación al teatro que hizo Luis de Tavira.

Fue una muy buena, excelente obra de teatro la que logró Tavira. Pero no se estrenó porque Luis no encontró teatro. Cosas que suceden.

Al poco tiempo Guillermo Rocha conoció la pieza de Vilalta-Tavira e hizo un montaje escénico, que tampoco se estrenó, titulado Concierto para un invitado y su muerte.

Ahora, cuando a veces Luis de Tavira y yo hemos hablado de eso, bromeamos acerca de que la pieza ya no es de él ni mía, sino de Rocha. Si el teatro, como todo en la vida, no se toma con sentido del humor, estamos perdidos.