Texto de Ignacio Escárcega para el programa de mano de la temporada 2007 en el teatro El Granero.

 

En el remoto tiempo en que uno estudiaba actuación, era preciso seleccionar escenas de teatro mexicano para ensayarlas, representarlas y acreditar así algunas materias. Desde luego había una vocación por el melodrama que se dejaba ver en los diálogos que se elegían de autores del siglo XX. Pero a veces los estudiantes optaban por materiales poco frecuentados, en particular pasajes de dos obras de Maruxa Vilalta, Nada como el piso 16 y Esta noche juntos amándonos tanto.

Los diálogos de esta autora sonaban muy distinto: rápidos, agudos, con sentido del humor y mofa de personas y situaciones asociados al ejercicio del poder. Su dramaturgia ha transitado por distintos parajes temáticos y formales y con una diversidad semejante ha sido ubicada en las más variadas e inusuales categorías e influencias literarias

Una de las cosas que más llama la atención de este texto que estrena en el Teatro El Granero, es su profunda actualidad para hilar sobre las relaciones humanas, los afectos y la integridad emotiva e intelectual. Estos jóvenes neoyorkinos, incapaces de asumir el significado de una responsabilidad o compromiso, terminan por ser en realidad bichos de cualquier ciudad del planeta; gatos de callejón, eso sí, de cuello blanco.

Desde luego que la ignorancia y la banalidad no son divertidas, pero en las manos de esta joven Maruxa Vilalta, son una herramienta crítica para sorprendemos a través de las frases vertiginosas, casi a la manera da un latigazo, que enuncian estos personajes, pero sin rehuir la gran paradoja de lo no dicho, aquello que se queda en el pensamiento.

En un contexto nebuloso de valores, bien dice la, autora que los principios importan. Que así lo confirme la obra que están por conocer.

Ignacio Escárcega