La ficción se entrelaza con la historia. Mi interés al escribir esta obra no se dirigió a análisis políticos o sociológicos, sino a proyectar -compartir con el público- imágenes, instantáneas, impactos; sabor cruel y a la vez poético de la Revolución.
Es la historia puesta en escena. El pasado para traerlo al presente. No solamente los sucesos importan, sino la forma en que esos sucesos pueden hacernos sentir contemporáneos de hombres y mujeres de otros tiempos, en este caso de tiempos de la Revolución.
Se abarca principalmente el período armado, de 1910 a 1917. Antes que los acontecimientos reseñados en los manuales, la Revolución por quienes la vivieron y por quienes murieron en ella. Tampoco grandes papeles protagónicos. Antes que los héroes o los traidores, el soldado muerto en combate.