Escenas de la vida del santo entre 1212, fecha de la toma de hábito de Clara de Asís, hasta la muerte de Francisco, en 1226.  Francisco proclama con entusiasmo la forma de vida de su Orden de hermanos menores, predica para las hermanitas pobres de Santa Clara, regala su manto a los más pobres que él, carga fardos para ayudar a un trabajador, come uvas para confortar a un enfermo, se priva de todo por darlo todo y es feliz por su amor a Dios.

Pero en determinado momento su obra parece sobrepasarlo, la Fraternidad se le va de entre las manos, se crean divisiones entre los hermanos. En Tierra   Santa, de regreso de un viaje a Oriente, donde fue a convertir sarracenos y estuvo a punto de ser decapitado por orden del sultán, Francisco es informado de que sus ideales de humildad y pobreza ya no son respetados, la Orden se desintegra y algunos de los hermanos ya no se conforman con ser “menores”  sino que quieren fundar institutos y poseer casas.
En Roma se entrevista Francisco con el cardenal Hugolino, futuro Papa Gregorio IX, a quien Honorio III ha nombrado protector de la Orden. Hugolino le pide a Francisco que escriba una nueva Regla de vida, con un sentido más práctico; le habla de legislaciones. Francisco insiste en vivir únicamente según el Evangelio.

Días de angustia y de crisis, cuando Francisco se pregunta  si en el servicio de Dios tendrá razón Roma y él se habrá equivocado. Finalmente  recupera la paz con ayuda de su fe.
Sube al monte Alvernia, donde en la cima de un peñasco, al borde de un precipicio, queda en éxtasis y recibe en su cuerpo los estigmas de la Pasión de Jesucristo.
En una cabaña de cañas, casi ciego pero sin perder su alegría, el santo compone el Cántico del Hermano sol. Acostado en el suelo da la bienvenida a la hermana muerte. El Cántico del sol llena el espacio escénico.

Escenografía: Tres áreas. Espacio principal vacío, espacio aislado en la cima de un peñasco y cabaña de Francisco hecha con cañas.
Actuación: 4 hombres y 3 mujeres para  11 personajes.