Una voz en el desierto Vida de San Jerónimo

La vida de san Jerónimo (347-419) y los acontecimientos de su tiempo van formando una historia paralela. Mientras Jerónimo pasa 34 años en su celda de Belén, dedicado a comentar y traducir las Escrituras para ponerlas en buen latín (a partir de textos tanto latinos como griegos, hebreos y arameos), el Imperio Romano se desmorona. Y vemos alternativamente lo mismo escenas de la vida del protagonista que  cuadros de guerra, en Belén, Jerusalén, Constantinopla, Milán, Roma, Alejandría, Antioquía.

Los clérigos en la corte del Papa, ridículos y nocivos personajes que primero adulan y después calumnian a Jerónimo, hasta que éste es desterrado de Roma.
Los monjes de Jerusalén, que entonan misereres a  la vez que se pronuncian también contra Jerónimo.

Él en su espacio preferido: hacia arriba de los terrenos de los monasterios, una roca y un árbol; allí conversa con sus discípulas Paula y Eustoquia, que hasta Belén lo siguieron.

La muerte de Paula en Belén y los coros de monjes con cirios encendidos que entonan salmos en latín.

El incendio de los conventos de Jerónimo por monjes pelagianos y el fuego que invade el escenario.

Rufino de Aquitania, prefecto del pretorio, acribillado en el Campo de Marte, de Constantinopla, por las espadas de soldados del godo Gainas. Le cortan a Rufino la cabeza, la clavan en una pica y la exhiben al público, en tanto que el eunuco Eutropio se vuelve anacrónico y canta estos hechos rasgueando la guitarra, con música del “Corrido de Rosita Alvírez”.

Las tropas de Alarico en Roma, el 24 de agosto de 410, día en que cae la ciudad que conquistó al mundo entero.
Finalmente, Jerónimo que dialoga en su celda con “Las Máscaras”: San Agustín, Apolinar de Laodicea, Dídimo el Ciego, Paulino de Antioquía y Gregorio Nacianceno, entre otros. Y los anacrónicos personajes de “Los Estudiantes”, que vienen de nuestra época para hablar con Jerónimo acerca de su vida y obra y con base en ello montar una obra de teatro.

Escenografía: Tres espacios: La celda de Jerónimo, en el nivel más bajo; un espacio principal vacío  y , arriba, una roca junto a un árbol.
Actuación: 7 hombres y 4 mujeres para  74 personajes

Una mujer, dos hombres y un balazo

Con base en un divertido juego de estilos y burlas de convencionalismos, Una mujer, dos hombres y un balazo incluye una crítica social.

Un grupo de actores llega al escenario: interpretarán cuatro diferentes piezas cortas (cada una puede  ponerse en escena por separado, como obra en un acto) sobre el tema  de una mujer, dos hombres y un balazo.

La primera obra parodia el melodrama. Se titula “En Las Lomas, esa noche” y es una crítica al  sistema político y a la ambición de poder.

La segunda obra, teatro del absurdo, “El té de los señores Mercier” expone el eterno y siempre terrible problema de la incomunicación y la evasión.

La tercera pieza, “El barco ebrio”,  se desarrolla en un ambiente onírico y surrealista que nos muestra los amores incestuosos entre dos algas marinas, así como una pareja de novios que llevan cien años sentados en una banca de la playa.

La cuarta pieza, “Archie & bonnie”,  es una crítica al materialismo y a la ingenuidad yanquis, presentada en forma de parodia de comedia musical.

(Sinopsis en el boletín mensual del Centro Cultural Universitario, julio de 1981)

Escenografía: Espacio neutro; los actores harán los cambios que sean imprescindibles a la vista del público.
Actuación: 3 hombres y 2 mujeres para  28 personajes

Un país feliz

Inspirada en la dictadura franquista en España, 40 años de fascismo, esta obra hace extensiva su crítica a  otras dictaduras que en el mundo han sido . Y son. En un país de habla española , gobernado por  el dictador fascista, una familia de clase media alquila una habitación a un turista procedente de una nación  capitalista.  Kurt disfruta del sol y del paisaje y está convencido de haber llegado a “un país feliz”.  Pero pronto se da cuenta de la verdadera situación. Víctor,  hijo de los dueños de la casa, José y Felisa, es encarcelado por participar en una manifestación de estudiantes Un profesor de la universidad es asesinado por decir lo que piensa del gobierno. Un cartero, voz del pueblo, le explica al turista las “delicias” de este “país feliz”.
José le hace ver a Kurt que la población  espera de las naciones capitalistas que no intervengan para apoyar al dictador asesino. Pero el llamado parece perderse en el vacío. Víctor es asesinado en la cárcel y José y su mujer quedan esperando que algún día los países capitalistas dejen de ser cómplices de la dictadura imperante en ese “país feliz”. Mañana, quizás mañana. . .  Un mañana que nunca llega.

Un día loco

Quién no ha pensado en la evasión de un momento, día, vida, instante “loco”. Al decidir “tomarse para ella sola todo un día loco”, la protagonista desea liberarse de su habitual manera de vivir. Liberarse de actividades probablemente rutinarias. Liberarse de su inquietud y angustia. Liberarse del tiempo. Al no depender ya de él puede interesarse por los mínimos detalles, tratar de sentirse identificada con la gente con la que se cruza por la calle, imaginar que viaja lejos, que se libera también de las limitaciones de espacio. . .  Para volver después a la realidad, que para ella es de insatisfacción, de inquietud, de desengaño: poco importa la causa, ni definir convencionalmente quién es este personaje de La Mujer.

Ella no piensa  únicamente en el amor; persigue también realizaciones que ha visto frustradas en la farsa de su “diario ir y venir entre la gente”. Ahora, en este “día loco” que a sí misma se ha otorgado, no quiere hacer grandes cosas, por lo contrario. No es un día de acción.  Debe ser aceptado como se acepta el regalo del arte o de la belleza cuando se disfruta de ellos sin analizarlos.  Es un día hecho de tiempo perdido, “de ese tiempo tan bien perdido que sólo los genios saben encontrarlo”.  Presiente que si durara más  hallaría quizás la solución de sus problemas, lograría sus anhelos, pero su día loco, hecho todo de ilusiones, su día que “tiene el cuerpo tapizado de ilusiones”, se le va, se le termina. La deja esperando que alguna vez otro instante, siglo, ocasión, ensueño, día como ése, vuelva.

Soliloquio del Tiempo

Ante la inmensidad del espacio infinito, el Tiempo monologa consigo mismo. Se siente omnipotente, mas en cierta forma condicionado por lo que los hombres han hecho y quieren hacer de él. Se plantea diversas imágenes físicas que los hombre le han adjudicado y repasa datos de la historia: arte, multitudes, ejércitos.  Se pronuncia contra la pequeñez y mezquindad humanas pero acaba por confesar que hay momentos en que quisiera ser humano él también.
El Tiempo está consciente de su poder sobre la vida del hombre, pero a la vez participa de la angustia existencial de éste. Ahora quisiera  detenerse, descansar, rebelarse. Sí, el Tiempo se detendrá. Y entonces todo terminará. “Callarán sus fábricas y dejarán de rugir sus estúpidas ciudades”. El Tiempo decide dejar de existir. Afirma que ha muerto.
Pero inmediatamente vuelve a entrar en movimiento: es el Tiempo que se repite y vuelve a nacer, cada vez más joven, eternamente.

Pequeña historia de horror (y de amor desenfrenado)

Parodia de comedia policiaca. Época actual. Jonathan llega a una casa vieja en Londres, con el propósito de hacer el amor con Mildred, que se desnudaba para él frente a la ventana. Jonathan es pianista. Mildred  le recuerda a su mujer, Margaret, para quien tocó la “Heróica” de Chopin y pasó con ella una noche “de amor desenfrenado”. Pero Margaret lo abandonó.

Mildred hace el amor con el mayordomo (bastante bruto, ríe todo el tiempo con carcajadas siniestras como las de “el monje loco”), con Tía Emily, un hombre vestido de mujer que se desplaza en silla de ruedas, y además con un gato persa (de peluche). Tanto el mayordomo como Tía Emily (que no está paralítica y finalmente acaba dando grotescos saltos) se creen herederos de Mildred y quieren matarla. A su vez Mildred envenenó a su marido porque le sudaban las manos.

Es Jonathan, (quien en la noche de bodas estranguló a Margaret, vestida de blanco como la blanca Mildred, y acaba de escapar de un asilo para dementes) quien mata a la mujer, a la tía y al mayordomo en tono de farsa. Después, tal como llegó se va; por la calle se aleja, se pierde. “Tengo hambre”,  dice al salir de escena.
En suma, una sociedad en proceso de descomposición.

Nada como el piso 16

Max, un amoral burgués con inclinaciones homosexuales, recibe en su lujoso departamento del piso 16, en Manhattan, a  Jerome, un electricista que viene arreglar un desperfecto. Max lo invita a tomar la copa, cenar y también acostarse con Stella, una prostituta que “trajo del parque” y ahora vive con él.  Logra Max que Jerome se quede también a vivir ahí. Jerome tiene principios,  cree en el amor. A expensas de él,  Max y Stella se divierten en grande.
Jerome estuvo en la guerra, tiene complejos de culpa  por una mujer que lo amaba y se suicidó tirándose al metro. Max se dedica a alimentar la neurosis de Jerome y lo humilla para que le pida “por favor” un empleo en la compañía donde  es gerente.
Jerome sufre un cambio total:  cada vez se parece más a Max. Descubre actividades fraudulentas de Max y lo somete a chantaje. Le quitará el puesto de gerente y se quedará también con el lujoso departamento. Nada como el piso 16. Jerome renuncia a amar y pierde su identidad en la aventura.
Stella, que ha estado inclinándose a favor de Max o de Jerome según quien al parecer va a imponerse, decide actuar por cuenta propia: también ella tiene pruebas que permitirán el chantaje.  En cuanto a Jerome, es ahora tan sinvergüenza como los otros dos. Crítica social de la autora: “Tres en el piso 16 o millones en el mundo”. Esta historia de corrupción apenas empieza.

Los desorientados

Adaptación de la autora de su novela del mismo título.
Diego y Julia son jóvenes y viven en ambientes familiares distintos, pero comparten problemas existenciales parecidos. La madre de Diego es alcohólica y al padre sólo le interesa divertirse. Los padres de Julia  son bondadosos y tolerantes pero ella no sabe apreciarlos. Tanto Diego como Julia se apartan de las actitudes tradicionales de los “rebeldes sin causa” , en boga en los años en que la obra fue escrita. Diego anhela tener un automóvil, pero ante todo quiere ser escritor y está trabajando en un libro. Julia se burla de sus pretendientes y tiene ideas propias, para muchos inaceptables, acerca de la independencia y libertad de las mujeres. Finalmente Diego se hace amante de una mujer mayor que él; Carlota se burla de las aspiraciones de escritor de Diego y resulta ser también amante de su  padre. Julia es seducida por un empleado de su padre que la abandona riéndose de ella y de sus ideas de igualdad entre hombres y mujeres.
Así Diego y Julia van de desengaño en desengaño. Desorientados,  se desgastan en la búsqueda de algo que no saben a ciencia cierta qué es pero viene a concretarse en un rechazo a convencionalismos y  en anhelo de libertad. “De la mano, qué paz tan absoluta, caminábamos. La vieja noche, inquieta de ruidos y de sombras, llegaba tarde a casa”. El tono de la obra no es precisamente convencional.

La última letra

En su cuarto de trabajo,  el escritor lee fragmentos de las cuartillas que está redactando. Las deja y se pone en pie para hablar con un amigo imaginario al que estaba esperando.  Le cuenta de todos sus éxitos, la difusión de sus libros en el extranjero, los editores que se pelean por publicarlos.

Pero termina confesando que nada de ese magnífico panorama es cierto: lo único real es su miseria económica y su fracaso.
Describe el acto de creación como lo más hermoso y sublime. Pero también como el peor de los tormentos. Decide no escribir más: “Es la última frase. Es la última letra”.

Sin embargo  el amigo todavía no ha llegado. Hay  tiempo para  seguir trabajando.  Se sienta ante  la mesa de trabajo. Imbuído de un nuevo entusiasmo,  escribe.

Jesucristo entre nosotros

Jesucristo entre nosotros, hoy. Escenas de violencia y de guerra, pero también de armonía y de paz. Escenas ante el pelotón de fusilamiento, en la celda de una cárcel, en el hospital, en el campo de batalla donde mueren los soldados; sexo en las discotecas, crisis en las bolsas de valores, lucha entre narcotraficantes. El mundo convertido en una cueva de bandidos. Pero también la risa de un niño, el habla popular del tragafuego, el río  en cuya orilla un hombre se calza las sandalias.

Jesucristo con pantalón de mezclilla, Jesucristo de traje y corbata, con uniforme de presidiario, con bata de camillero, o Jesucristo con túnica y manto, como en tiempos de su predicación, es el mismo Cristo resucitado. Hijo de Dios.

Con Él las cosas sí tienen solución y sentido. Su inmortal figura traducida al contexto actual. Jesucristo se acerca a nuestra cotidianeidad.

Escenografía: Se puede prescindir de ella.

Actuación: 6 hombres, 3 mujeres y 1 niño para 67 personajes.