Él empieza como cajero de banco. Sin escrúpulos va subiendo, aplastando a cuantos le estorban; llega a presidente y director general. Logra  un consorcio internacional de bancos, cena con hombres de negocios  para obtener capitales, recurre al sexo para olvidar la muerte, hace sucios manejos con sus abogados. Al mismo tiempo desarrolla ambiciones políticas y llega a senador.
Hay algunas pausas en esta vertiginosa carrera dedicada a equivocar valores. Una mujer (a la que también destruye) le advierte que hay que saber detenerse a tiempo. Un encuentro con Equis, personaje que es su otro yo, lo induce a apreciar los verdaderos valores de la vida. Mas para él la ambición de dinero y de poder sigue siendo lo primero. Hace antesala para que los políticos lo reciban, adopta falsas poses ante periodistas, aspira al poder máximo de la nación, se arrodilla ante el gran jefe .Y llega a presidente de la República.

Pero es impopular. Ante esto, ahora aspira a  la gloria, al aplauso, al elogio en su paso por la historia. En su paranoia, decide cambiar su imagen negativa por la de un héroe, un “salvador” del país. Pero el pueblo, al que no engaña, le mienta la madre.

Termina perorando acerca del progreso y de la Revolución, acerca de “nuestra Revolución”, “nuestra Revolución ” , mientras las metralletas apuntan al público.

Escenografía: No es realista; cambios hechos por los actores a la vista del público.
Actores: 7 hombres y 4 mujeres para 87 personajes.