Max, un amoral burgués con inclinaciones homosexuales, recibe en su lujoso departamento del piso 16, en Manhattan, a  Jerome, un electricista que viene arreglar un desperfecto. Max lo invita a tomar la copa, cenar y también acostarse con Stella, una prostituta que “trajo del parque” y ahora vive con él.  Logra Max que Jerome se quede también a vivir ahí. Jerome tiene principios,  cree en el amor. A expensas de él,  Max y Stella se divierten en grande.
Jerome estuvo en la guerra, tiene complejos de culpa  por una mujer que lo amaba y se suicidó tirándose al metro. Max se dedica a alimentar la neurosis de Jerome y lo humilla para que le pida “por favor” un empleo en la compañía donde  es gerente.
Jerome sufre un cambio total:  cada vez se parece más a Max. Descubre actividades fraudulentas de Max y lo somete a chantaje. Le quitará el puesto de gerente y se quedará también con el lujoso departamento. Nada como el piso 16. Jerome renuncia a amar y pierde su identidad en la aventura.
Stella, que ha estado inclinándose a favor de Max o de Jerome según quien al parecer va a imponerse, decide actuar por cuenta propia: también ella tiene pruebas que permitirán el chantaje.  En cuanto a Jerome, es ahora tan sinvergüenza como los otros dos. Crítica social de la autora: “Tres en el piso 16 o millones en el mundo”. Esta historia de corrupción apenas empieza.