De los premios que me han dado por mis obras de teatro, no hablo.

No hablo de ellos, pero los agradezco.

No me han dado dinero. Solamente algunas líneas en los diccionarios.

Mis libros suelen publicarse con una aburrida Bibliografía de Maruxa Vilalta. Aburrida, pero en última instancia edificante. Y hecha por una acuciosa investigadora de la Universidad de Hofstra, Nueva York: María Elena Reuben. Bibliografía con datos sobre estrenos en México y en el extranjero, ediciones, traducciones a diversos idiomas, artículos académicos escritos por especialistas de nacionalidades diversas, algunas crónicas de prensa. . . A los estudiosos del teatro les interesa todo eso.

De los escritores que han analizado mi teatro, siento con algunos una especial deuda de gratitud. No precisamente por haberme elogiado o no, sino por haber comprendido, y a veces haberme explicado, lo que quise decir.

Entre estos analistas, a muchos de los cuales no conocía cuando escribieron acerca de mi teatro, debo mencionar a Carlos Solórzano, Mauricio Magdaleno, don Francisco Monterde, Ramón Xirau, Marcela del Río, Jesús Luis Benítez, Raúl Moncada y Galán, Miguel Guardia, Luis G. Basurto, Ariel Muñiz, en México. En Madrid, Carlos Miguel Suárez-Radillo. En Barcelona, Joaquim Ventalló y Josep María Lladó. En Estados Unidos, Sharon Magnarelli, Robert L. Bancroft, Willis Knapp Jones, Jeanine Gaucher y Joan R.Boorman. En Toronto, Kirsten F. Nigro. En Puerto Rico, esa gran señora y escritora que fue Edna Coll. En Río de Janeiro, María Ramos. . . Y tantos más. No están todos los que son, pero son todos los que están. En Praga, en los bosques rumorosos de Praga, el poeta Jan Makarius.

De Ignacio y los jesuitas ecribió cosas bellas Henrique González Casanova. Y también Héctor Azar, a quien conozco desde que era yo estudiante en la carrera de Letras Españolas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Héctor Azar, González Casanova y Reyna Barrera presentaron el libro Ignacio y los jesuitas, publicado por el Fondo de Cultura Económica, con el poeta Jorge Ruiz Dueñas como moderador, ante un público de conocedores, de enterados.

De mis colegas dramaturgos, he recibido aliento de, y/o admiro las obras de, Vicente Leñero, Emilio Carballido, Hugo Argüelles, Víctor Hugo Rascón Banda, Estela Leñero, José Ramón Enríquez, Luis Mario Moncada, Jesús González Dávila, entre otros.

También el pintor y escenógrafo, actualmente director de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, José de Santiago, con quien pasé agradables e inquietas horas trabajando en la escenografía, vestuario y luces de Una voz en el desierto. Para no tomarlo con demasiada solemnidad, comíamos pan y queso, acompañados con vino tinto.