Luis de Tavira – Una mujer, dos hombres y un balazo.

Una mujer, dos hombres y un balazo
Luis de Tavira
Programas de mano, Teatro de la Universidad, 1981
El Teatro de Maruxa Vilalta se reencuentra a sí mismo en la violencia de una protesta contra las estructuras impuestas por la sociedad al individuo, a través de una teatralidad metódica y contradictoria que presenta una verdad mediante un énfasis exagerado en el extremo opuesto.

Teatro solitario, el de Maruxa Vilalta permanece fiel a la vocación de francotirador de la generación airada; cruel a fuerza de aniquilar la sicología reduciendo lo desconocido a lo conocido, se entrega a la verificación en la impudicia teatral de una lección de anatomía semejante al rito infantil de destazar la muñeca para ver lo que tiene adentro y reivindicar lo teatral en la puesta en juego de la antiteatralidad.

En Una mujer, dos hombres y un balazo reinicia el proceso obsesivo de la denuncia a la paradoja de la teatralidad misma.
Teatro en el teatro, la vida se fuga del escenario para teatralizarse otra vez en la cocina de la tramoya y la desacralización del ensayo; un mismo esquema anecdótico sigue irascible por los ineficaces territorios del género dramático: melodrama, vodevil, absurdo, surrealismo, musical, se encuentran en la máxima reducción teatral: la farsa de lo teatral.
El teatro como la vida o la vida como el teatro consisten en una sustitución sustituida. El texto sigue siendo un pretexto de la misma manera que la mujer sigue siendo un pretexto para bailar.
Y esto resulta aún más peligroso en una sociedad incapaz de objetivarse a sí misma.

José Ramón Enríquez – 1910

LAS MÁS FINAS CUERDAS DEL TEATRO POÉTICO

JOSÉ RAMÓN ENRÍQUEZ

Introducción a 1910 y tres obras más
Lecturas Mexicanas
Conaculta, 2002

Dispuesta a recorrer todos los registros del hecho escénico, Maruxa Vilalta nos presenta ahora un impresionante fresco histórico en torno a la Revolución mexicana. Lo hace, y en ello radica buena parte de su importancia, precisamente en los inicios del siglo XXI, a casi cien años de aquel 1910, y tras un cambio político fundamental que, segura y felizmente, ha dejado atrás las tan insoportables cuanto contraproducentes mitificaciones oficialistas. Pero no sólo por aparecer como sólido testimonio en tiempos de nuevos vientos en el pantheón oficialista es importante este 1910 de Maruxa Vilalta. Lo es, sobre todo, por la forma de entremezclar la entraña misma de los más pequeños y desconocidos personajes que, con su sangre y su esperanza, construyeron aquella gesta, con la contundencia del documento histórico fidedigno y comprobable.
Teatro documental por derecho propio, es capaz sin embargo de tocar las más finas cuerdas del teatro poético, al ritmo del soldado que arrastra por caminos, para él incomprensibles, su cañón irremediablemente descompuesto. Si quisiera encontrar parangones, más que con Peter Weiss emparentaría 1910 con aquella Primavera del 71 de Arthur Adamov, otro autor empeñado en cambiar de registros teatrales. Y, así como Adamov recupera para las futuras generaciones la gesta de la Comuna de París, Maruxa Vilalta recupera la gesta de 1910 para las generaciones de la mexicana posmodernidad neoliberal, mucho más empapadas en la mitología televisiva norteamericana que en una historia propia a la que han visto traicionada desde sus mismísimas raíces.
Sea, pues, bienvenida esta nueva empresa de nuestra dramaturga.

Jorge Ramos Zepeda – Con vista a la bahía.

Jorge Ramos Zepeda
En revista “Personae”, México, agosto 2007.

Había una vez un hombre que sólo deseaba un terreno de 4×4 metros, una silla, una parrilla para asar un elote, un periódico, para desde ahí contemplar el horizonte. Cuando lo logró, los que ahí lo veían sentado pensaban que estaba loco. Otros imaginaron que debajo de su silla escondía un tesoro, una mina o había petróleo. Quisieron comprarle el terreno pero el hombre se negó, aumentaron la oferta en dólares y la rechazó, pues ya tenía todo lo que deseaba. Insistieron. Entonces permitió que perforaran. Sin pedirlo le ofrecieron, en caso de encontrar algo, un porcentaje de las ganancias.
En efecto, descubrieron un yacimiento petrolero. El hombre se convirtió en millonario y lo primero que hizo fue viajar a otro continente y al bajar del avión compró un terreno de 4×4, una silla, una parrilla para asar un elote, un periódico y hasta el ultimo día de su vida se dedicó a mirar el horizonte.

En la más reciente obra teatral de la prestigiada escritora Maruxa Vilalta, titulada Con vista a la bahia, Brian sólo desea conquistar a Alice, beberse unos tragos y sentarse en la proa de Manhattan a mirar el Atlántico. Pero no, John y Bob jamás lo permitirán. Ellos dos pertenecen a una red de corrupción asociada a hombres de empresa y políticos de Nueva York que necesitan, urgentemente, un contador limpio que firme y les permita seguir operando legalmente, así que intentan contratarlo pero él se niega.
Después tratan de corromperlo ofreciéndole ganancias millonarias si acepta involucrarse en la legalización de autos robados, pero no firma. Finalmente recibe amenazas y agresiones, pero Brian se mantiene incólume, tiene todo lo que necesita: una novia a quien desea, un modesto departamento y una ventana con una imaginaria vista a la bahía.

Maruxa Vilalta nuevamente ha escrito un excelente texto y como experimentada directora teatral que es se hizo cargo de la puesta en escena, apoyada por un acertadísimo equipo integrado por David Trillo, Bruno René Mestríes, Marissa Saavedra, Salvador Álvarez y, como escenógrafo e iluminador, el laureado Arturo Nava.

Efectivamente, “los que saben escribir historias son prestidigitadores que transforman las palabras sencillas y puras en una multitud de personajes transtornados por los objetos de la pasión” y aunque Brian no se deja corromper ese pensamiento de Paul Eluard, extraído del programa de mano, describe de pies a cabeza la labor de la talentosa Maruxa Vilalta que logra estremecernos, entretenernos y hacernos pensar durante más de noventa minutos en un hecho contundente y devastador: No hay corrupción grande o pequeña, sólo hay corrupción. Y al salir del teatro El Granero no vimos a nadie que lanzara la primera piedra.

Con vista a la bahía es un texto que debería representarse en todo México y después ser traducido y exportado a todo el mundo, especialmente a aquellos países en los cuales la mafia controla desde una candidatura presidencial hasta el narcomenudeo. En los cuales la corrupción permite tanto enriquecimiento ilícito y la impunidad alienta al contrabando a los que roban autos, tal como sucede en Nueva York y en la República Mexicana, donde es común saber que el que no transa, no avanza. ¿Usted qué opina?

Jesús González Dávila – Francisco de Asís.

Jesús González Dávila

 

En el libro Francisco de Asís
Fondo de Cultura Económica, 1993

Maruxa Vilalta, receptora sensible de la realidad que la circunda, investigadora literaria y mujer de amplia cultura, presenta Francisco de Asís, su nueva y sólida obra de teatro que viene a ocupar el lugar más reciente dentro de una trayectoria profesional sembrada de aciertos indiscutibles.

Ignacio Escárcega – Con vista a la bahía.

Texto de Ignacio Escárcega para el programa de mano de la temporada 2007 en el teatro El Granero.

 

En el remoto tiempo en que uno estudiaba actuación, era preciso seleccionar escenas de teatro mexicano para ensayarlas, representarlas y acreditar así algunas materias. Desde luego había una vocación por el melodrama que se dejaba ver en los diálogos que se elegían de autores del siglo XX. Pero a veces los estudiantes optaban por materiales poco frecuentados, en particular pasajes de dos obras de Maruxa Vilalta, Nada como el piso 16 y Esta noche juntos amándonos tanto.

Los diálogos de esta autora sonaban muy distinto: rápidos, agudos, con sentido del humor y mofa de personas y situaciones asociados al ejercicio del poder. Su dramaturgia ha transitado por distintos parajes temáticos y formales y con una diversidad semejante ha sido ubicada en las más variadas e inusuales categorías e influencias literarias

Una de las cosas que más llama la atención de este texto que estrena en el Teatro El Granero, es su profunda actualidad para hilar sobre las relaciones humanas, los afectos y la integridad emotiva e intelectual. Estos jóvenes neoyorkinos, incapaces de asumir el significado de una responsabilidad o compromiso, terminan por ser en realidad bichos de cualquier ciudad del planeta; gatos de callejón, eso sí, de cuello blanco.

Desde luego que la ignorancia y la banalidad no son divertidas, pero en las manos de esta joven Maruxa Vilalta, son una herramienta crítica para sorprendemos a través de las frases vertiginosas, casi a la manera da un latigazo, que enuncian estos personajes, pero sin rehuir la gran paradoja de lo no dicho, aquello que se queda en el pensamiento.

En un contexto nebuloso de valores, bien dice la, autora que los principios importan. Que así lo confirme la obra que están por conocer.

Ignacio Escárcega

Henrique González Casanova – Ignacio y los jesuitas.

Henrique González Casanova
En la introducción al libro Ignacio y los jesuitas.
Fondo de Cultura Económica, 1997.

La lectura de la más reciente obra de esta notable dramaturga que es Maruxa Vilalta, Ignacio y los jesuitas, suscitó en mí emoción profunda. Me hizo recordar a Unamuno y a Baroja y a mis muertos de México y de España. Es una pieza sobre la tragedia contemporánea. Aborda temas religiosos pero es una obra política (. . . )

No es un teatro didáctico sino más bien poético a la vez que fuerte: un teatro de denuncia, valiente y comprometido Es un teatro que logra en escena esa unión entre la creación artística y el público que solamente se da en instantes privilegiados y en piezas logradas (. . .)

Con profundo interés leí también las notas del manuscrito, muestra de acuciosa investigación histórica, principalmente las relacionadas con los crímenes del franquismo durante la guerra civil en España en 1936 y el artículo del abogado Antonio Vilalta y Vidal, padre de Maruxa, en defensa de los jóvenes catalanes condenados a muerte por la dictadura franquista en 1972, casi cuarenta años después del golpe de estado militar, acusados del “delito” de ser separatistas (. . . )

Es Ignacio de Loyola y es Chiapas. Es el pensamiento liberal de la autora y la denuncia. Son los jesuitas asesinados y son los guerrilleros. Es la teología de la liberación, es la defensa de las premisas republicanas que no transigen con la dictadura; es la lucha por la libertad, por la justicia y por la vida. Es una obra cuyo estreno en México enriquece la dramaturgia nacional.

Héctor Azar – Ignacio y los jesuitas.

Héctor Azar
Del prólogo a Ignacio y los jesuitas.
Fondo de Cultura Económica, 1997.
Al cabo de transcurrir por la historia a sus anchas, Maruxa Vilalta descubre el verdadero rostro de su empresa dramatúrgica: el presente de indicativo de Ignacio de Loyola y del jesuitismo y a la vez la posición del clero en la guerra fratricida (¿cuál no lo es?) de España, 1936. Aquella contienda que dejara a la gran España -como después en Líbano- sumida en la desolación mayor de saberse muda y desgarrada, ante el mundo convulso de miseria y genocidio.

Es la hora del rendimiento de cuentas de ese pretérito imperfecto que es un baldón más de los tantos que han hecho reventar el siglo XX y su concepto del mundo epiléptico y total. Maruxa Vilalta acude al teatro, que es su trabajo personalísimo, para poner su pica en Flandes y salir de la batalla victoriosa. Los planos que maneja de la didáctica al planteamiento ideológico la presentan diestra en el manejo de los diálogos de la cosa pública. Su trabajo teatral va de la mística a la ética por el camino firme que sólo el teatro ofrece para ventilar los asuntos de vida y muerte. Un golpe más, afortunado y maestro, en la línea abierta y clara de Maruxa como estupenda dramaturga.